Seit einiger Zeit kursiert eine neue Idee durch amerikanische Chefetagen und Companys: Arbeitsbesprechungen, Teamsitzungen und Präsentationen seien ab jetzt nur noch in Form von “topless Meetings” erlaubt. Irritiert wird sich so mancher und mehr noch so manche fragen, ob dies im Zuge einer überraschenden Libertinage der amerikanischen Gesellschaft etwa bedeute, man konferiere ab jetzt nur noch oben ohne?…
Dieser Gedanke kann im Wissen um die Prüderie der amerikanischen Gesellschaft gleich wieder verworfen werden. Nein, nicht ohne Oberhemd, sondern ohne ‚Lap-Top’ sollen Meetings zukünftig abgehalten werden. Denn diese und artverwandte Gadgets wie iPhone, Sidekick und Blackberry verderben die ohnehin nicht sonderlich gute Kommunikationskultur, die gemeinhin in Sitzungen dieser Art herrscht. Da werden während der Besprechung eifrig E-Mails gecheckt, wird gechattet, gesimst, gegamed und geblogt. Die Augen auf dem Monitor und auch die Gedanken ganz bestimmt nicht dort, wo sie eigentlich sein sollten – nämlich im Meeting. Daher denkt man in so manchem, vor allem online-nahen Unternehmen daran, Mitarbeitern in Meetings den Gebrauch drahtloser Informationstechnologien gänzlich zu untersagen.
Mit dieser Maßnahme hoffen die Fürstreiter des Topless-Konzepts nicht allein, den Symptomen von geteilter Aufmerksamkeit, mangelnder Konzentration und dadurch bedingter sinkender Produktivität von Meetings erfolgreich entgegenzuwirken. Auch der soziale Faktor, der durch den Einzug der mobilen Online-Services merklich gelitten hat, hofft man durch die verordnete Abstinenz zu stärken. Schließlich handelt es sich auch um eine Frage mangelnder Wertschätzung, wenn einer sich vorbereitet und zu anderen spricht, während die nach Kinoprogramm und den neuesten Börsenkursen googlen.
So in etwa lautet der Tenor einer Diskussion, die im letzten Jahr vor allem durch einen Blogbeitrag mit dem vielsagenden Titel „My personal war against Crackberry“ angestoßen wurde. Der Autor Todd Wilkens, Chef einer Design-Agentur in San Francisco, ist der Ansicht, dass eine effektive Arbeitssitzung kaum noch möglich sei, wenn die Teilnehmenden eben nur teilweise präsent seien. „Unvollständige Aufmerksamkeit führt zu unvollständigen Resultaten“, meint Wilkens und fasst die Inhalte der Topless-Philosophie sogar in einem kleinen Meeting-Knigge zusammen. Regel zwei: Einer muss sich im Namen der Produktivitätssteigerung unbeliebt machen und den anderen ihre mobilen Spielzeuge aus den Rippen ziehen. Aber auch wenn sie zunächst meckern - insgeheim sind die Online-Junkies dankbar dafür, ein paar Stunden von ihrer Sucht befreit worden zu werden. | Desde hace algún tiempo, una nueva idea circula por los pisos ejecutivos y compañías de América: las reuniones de trabajo, las reuniones de equipo y las presentaciones se realizarán, a partir de ahora, sólo en forma de "reuniones topless". Alguno se enfadará y más de alguno se preguntará si en el marco de un sorprendente libertinaje de la sociedad norteamericana, esto significa quizás que de ahora en adelante las conferencias serán sin nada arriba? ... Conociendo la mojigatería de la sociedad estadounidense podemos rechazar de plano este pensamiento. No, no se trata de hacer en el futuro reuniones sin camisa, sino sin ordenadores "Lap-Top". Porque este y otros dispositivos similares, como el iPhone, Sidekick y Blackberry destruyen la ya, de por sí, deficiente cultura de comunicación, que comúnmente reina en este tipo de reuniones. Es un hecho que durante la reunión se revisan afanosamente los correos electrónicos, se chatea, se envían mensajes de texto, se juega y se escribe en blogs. Los ojos en el monitor y los pensamientos, ciertamente, no en el lugar donde deberían estar: en la reunión. Por ello es que en algunas empresas, especialmente en aquellas relacionadas con procedimientos en línea, se piensa en prohibir por completo a los colaboradores el uso de tecnologías de información inalámbrica en las reuniones. Con esta medida, los partidarios del concepto topless esperan no solo combatir con éxito los síntomas de la atención dividida, la falta de concentración y, de ese modo, de la disminución de productividad en las reuniones; con esta abstinencia obligatoria se espera también fortalecer el factor social, que con la llegada de los servicios en línea móvil ha sufrido considerablemente. Al fin y al cabo, es también una cuestión de falta de respeto, si alguien se ha preparado y habla a los demás, mientras que ellos navegan por los últimos programas de cine y las últimas cotizaciones de valores. Ese es, aproximadamente, el tenor de una discusión que se inició año pasado, principalmente por un artículo de blog con el significativo nombre de "Mi guerra personal contra el CrackBerry". El autor, Todd Wilkens, jefe de una agencia de diseño en San Francisco, considera que resulta prácticamente imposible hacer una reunión de trabajo efectiva, si los participantes están solo parcialmente presentes. "La atención incompleta lleva a resultados incompletos," dijo Wilkens, resumiendo el contenido de la filosofía topless incluso en un breve manual de reuniones. Regla número dos: en aras del aumento de la productividad alguien debe hacerse impopular y quitar a los otros sus juguetes móviles de las manos. Porque incluso si se quejan en un primer momento, estos adictos a estar en línea están secretamente agradecidos de verse liberados durante unas horas de su adicción. |